Quisiera gritarte absolutamente todo, porque es lo más estúpido y mejor que me ha malditamente pasado. No podías hablarme como si tú fueras quien iba a bajar la luna para mí y después parecer que tú mismo serías quien me la quitaría para lanzarla lejos de mí.
No podías sonreírme como si yo fuera el motivo… para después dedicarme miradas de tremendo rencor.
Tal vez podías disimular, pero no era tu fuerte. Tu eras quien eras sin importar como. Así eras tú, así eres…
Entonces, si me he enamorado de un alma que no cambia, ¿Porque la mía parece querer cambiar para merecer la tuya?
Me he quedado ciega ante la realidad, y me he inventado la mía misma. Tan fantasiosa y extraña.
Obligandome a no sentir cuando simplemente la sensación fluía. Y simplemente, no podía decirle al río que dejara de fluir. No podía decirle que detuviera la rapidez con la que el agua se manejaba, que los pequeños granos de arena que se levantaban se quedaran justamente donde se encontraban, que las piedras que viajaban a una velocidad prudente en el, se quedaran estáticas. No, simplemente no podía detener la tormenta como si fuera la madre naturaleza.
Ana Yaretzy ®
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