LA PROCESIÓN VA POR DENTRO
No debieras envidiar mi fortaleza
construida golpe a golpe de destino
ni sufrir cuando me mudo a mis silencios
desterrada y con el semblante fiero
de un alma que ya no se vende por dinero.
No debieras anhelar mi feroz fuerza
ni admirar la entereza de mis pasos
sin saber la procesión que va por dentro,
que en el polvo del camino hundí mis huesos
y en la forja de la vida me hice hierro.
Deja una respuesta