Despertamos:
Sombras, penumbras, nubes borrosas.
El mundo se nos mueve envuelto aún entre las sábanas
todavía salvas y cálidas del cascarón.
Y de pronto:
movimiento: veloz
trepidante
terremoto
que conmueve las fibras
intrínsecas del alma.
Nos ha tocado la luz
y sin saberlo
huimos hacia donde no podemos.
Somos las alas despavoridas
del murciélago ratón de fábula
envejecido por el vacilar del
mundo
prematuramente.
Nos han cerrado sin avisar
la(s) escotilla(s) de la(s)
coladera(s).
Porque estamos donde no podemos estar
y somos lo que no podemos ser
Nos perdemos: nos morimos:
nos caemos
raudos
hacia
el centro inmaculado
de la esfera.
. . . y quedamos solos, sin cielo
sin agua, sin lar.
Somos las alas despavoridas
del murciélago corriendo tristes
hacia su propio
fin.
Lo somos, aunque no queramos.
Lo somos.
–Daniel Olivares Viniegra–
Superior 👏👏👏👏
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